Si analizamos únicamente la columna vertebral durante un momento, podemos compararla con un equipo de futbol.
Está constituida por varios jugadores y, para conseguir su mejor rendimiento, todos sus miembros deben actuar juntos.
Cada miembro juega una parte importante del partido, aunque sus funciones difieren.
Se necesitan delanteros rápidos que vayan de un lado a otro buscando cualquier oportunidad para meter un gol, las cervicales.
La defensa (lumbares) ha de ser suficientemente sólida para repeler al equipo contrario, en tanto que los mediocampistas (dorsales) deben tener la flexibilidad suficiente para conectar ambos (defensa y delanteros), pero a la vez que concede solidez a la defensa.
Podríamos decir que el sistema nervioso es el entrenador.
Los problemas surgen cuando a un miembro del equipo se le enseña la tarjeta roja o resulta lesionado.
Este hecho obliga a un esfuerzo extra a los otros jugadores y puede generar la situación indeseable en que un miembro del equipo tenga que realizar una función para la que no está realmente capacitado.
Esto ocasionara una debilidad en el rendimiento del equipo y, asimismo, puede poner de relieve debilidades previamente inadvertidas en otras posiciones del equipo.
Un jugador que está bajo una cierta tensión debido a un problema persistente tiene que dar ahora el 110% para compensar a su compañero de equipo expulsado y, al hacerlo, se torna evidente su debilidad.
Un segmento de la columna puede estar sometido a tensión, debido, por ejemplo, a un problema en la rodilla, aunque la columna en conjunto realiza una compensación y sigue funcionando, aunque no con su mejor rendimiento.
El objetivo de la osteopatía es buscar disfunciones (perdida de micromovimientos) en el organismo para que cada “jugador del equipo de futbol” pueda desempeñarse lo más libre posible y ninguno de sus integrantes tenga que compensar la falta de movimiento de su compañero.
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